Durante mi infancia no tuve tanta influencia de las princesas de Disney como muchas de mis amigas. Fue hasta que me convertí en adolescente que les di una oportunidad y me acerqué a conocer sus historias. Reconozco que hay varias cosas que aprender de cada una de ellas; sin embargo, tengo dos favoritas: Mulán y Tiana. Por eso, te voy a contar las lecciones que aprendí de estas dos chicas cuyo origen no está precisamente en la nobleza.
Mulán: salir de mi zona de confort
Mulán es una chica que decide ir a la guerra con dos propósitos: uno de ellos proteger de la muerte a su padre anciano; el otro tiene que ver con demostrarse a sí misma y a los demás que es capaz de hacer aquello que solo se delegaba al género masculino. Mulán no permitió que la gente decidiera sobre su futuro y puso manos a la obra. Dejó la comodidad de su hogar y abandonó las expectativas que otros tenían de ella por las propias.
No dejar que ser mujer sea un obstáculo
El simple hecho de ser mujer era una condición que limitaba las oportunidades de Mulán. En nuestra sociedad existen roles de género ya establecidos desde hace muchos años. Estos nos impiden desarrollarnos en algunos ámbitos por el simple hecho de pertenecer al sexo femenino. Mulán no dejó que le impusieran esos roles y salió a pelear.
Ser yo misma
Mulán se ve en la necesidad de cambiar su imagen para parecer hombre y poder pelear junto con el ejército chino. La más valiente de las princesas se pasa la mitad de la película lidiando con una personalidad que no es la suya en el afán de no ser descubierta y, por lo tanto, condenada a morir. Al final descubre que con decisión y trabajo es posible hacer lo que le apasiona sin importar lo que los demás esperan de ella.
Confiar en mi fuerza
Mulán es un gran ejemplo entre las princesas de Disney porque trabajó muchísimo y no descansó hasta encontrar la fuerza en su interior. Y no solo estoy hablando de fuerza física, sino también mental y emocional. Ella no se rindió hasta encontrar la manera de llegar a la cima.
Tiana: conocerme
El secreto de Tiana para lograr sus sueños fue conocerse a sí misma. La única manera de llegar a nuestros objetivos es sabiendo exactamente qué tenemos para lograrlo y qué habilidades debemos desarrollar. Esta princesa siempre supo qué quería: un hermoso restaurante que fuera visitado por toda Nueva Orleans. Sabía que para lograrlo necesitaba dinero, así que durante años se dedicó a trabajar duro.
Trabajar para conseguir lo que quiero
Esta lección es una extensión de la anterior. Tiana sabía que para establecer su propio restaurante le hacía falta el lugar y que no iba a llegar por arte de magia. Así que decidió trabajar muy duro con los objetivos bien claros.
Que no siempre lo que quiero es lo que necesito
Esta es una lección que aprendí de Tiana y ella a su vez de Mamá Odie. Siempre hay que encontrar un equilibrio en nuestras vidas, por lo que en ocasiones es prudente detenernos a reflexionar qué estamos haciendo bien y cuáles son los aspectos que podemos mejorar. De vez en cuando es bueno preguntarnos: “¿Esto que quiero es realmente lo que necesito?”.
No olvidar lo que de verdad importa
Al principio de la película, cuando Tiana aun era una niña, su padre la hace prometer que nunca olvidará lo que realmente importa: el amor. Tiana se esforzaba mucho por conseguir su anhelado restaurante pero durante un tiempo se olvidó de ella misma. El amor propio y hacia nuestra familia, amigos o pareja es lo que siempre nos quedará en cualquier momento difícil. No hay que olvidarlo.
¿Tú que lecciones has aprendido de las princesas de Disney?